Esta entrada está dedicada a una experiencia propia que bajo mi punto de vista es digna de mencionar y qué mejor sitio que en un blog dedicado a temas de educación y sociedad.
Llevo desde primero de carrera yendo a un colegio los viernes debido a que mi horario universitario me lo permite puesto que los viernes hasta el momento no he tenido clase. El propósito de ir a este colegio es a nivel de observación para que a la hora de llegar a tercero y cuarto tenga algo de experiencia en la práctica de mi carrera. Estoy con una clase de alumnos de cuarto curso de Educación Primaria, etapa en la que los niños empiezan a fortalecer hábitos como la formación social a través de actividades que favorezcan entre otras cosas el compañerismo.
Durante mi periodo de observación pude fijarme en el modo de moverse y comportarse que tienen los alumnos, y a priori no hubo ninguna conducta destacable ni algo profundamente llamativo. Cada grupo de alumnos tenía su grupo de amigos en la cual mediante observación pude suponer qué perfil tenía cada uno de ellos, como por ejemplo a si alguno de ellos era más tímido, o por el contrario quién era más extrovertido. Aunque se podían apreciar pequeños grupos, en general como clase funcionaban muy bien, y a la hora de hacer las actividades que se proponían en la clase, trabajaban en grupos de una manera activa y amena independientemente de sus grupos de amistades.
Uno de los viernes, en la hora de tutoría, uno de los alumnos levanta la mano, cabe decir que este alumno tenía un perfil de niño muy extrovertido, en muchas ocasiones de no aceptar las normas de la clase por querer hacerse el gracioso por así decirlo y destacar. Lo que expuso este alumno fue algo que a mi personalmente me erizó la piel, pues le comentaba a la tutora que una compañera presente en la clase en ese momento es atacada en la hora del recreo y por los pasillos por alumnos de cursos superiores con insultos como "gorda" "comebollos" "pelotita", y no había sido una sola vez, si no que es algo que ocurre de manera reiterada y él dijo que era una situación que ya se debía de contar para que la tutora ayudase a su compañera.
En ese momento la tutora y yo nos miramos asombradas, puesto que como he dicho anteriormente es una clase muy abierta y cualquier problema acuden a su tutora en busca de consejo y nunca antes habían si quiera mencionado nada parecido.
Mientras se exponía el hecho en clase, se podía ver como a la alumna en cuestión le temblaba el labio y comenzaba a ponerse nerviosa. Al no ser las únicas que nos dimos cuenta del hecho, el niño que había levantado la mano para terminar con el acoso de su compañera nos preguntó si podía levantarse y darla un abrazo, a lo que toda la clase se unió y la apoyaron y dieron fuerza. La tutora abrió un protocolo contra este tipo de conflictos tan graves como es el bullying.
Tras todo este suceso, sonaron las campanas indicando el final de la clase y el final del día. Yo no podía dejar de dar vueltas a la situación y es que la verdad es un hecho que a mucha gente puede parecerle sin importancia pero yo vi mucho más allá. Me parece un hecho digno de admirar, ya que un niño de 9 años le dió 1000 vueltas a gente más mayor, tuvo el valor de sacar la cara por una chica de su clase que ni si quiera era de su grupo. Buscó ser justo y ayudar a alguien que estaba pasándolo mal y unir a toda la clase para que no se sintiera sola y dar su apoyo. Esto bajo mi punto de vista da una lección a mucha gente más mayor que ante una situación así simplemente son "espectadores" y se quedan de brazos cruzados.
Aquí aparece un fenómeno social que es el efecto espectador, algo que consciente o inconscientemente mucha gente cae en ello. Hay que tener valor para enfrentarse a ello y sacar la cara. Ese niño de 9 años aprendió sin saberlo a empatizar, a ponerse en el lugar de otra persona y a actuar como le gustaría que actuasen si el fuera el afectado.
Para quien no sepa lo que es el efecto espectador, aquí dejo un vídeo para que se disipen las dudas.
Para quien no sepa lo que es el efecto espectador, aquí dejo un vídeo para que se disipen las dudas.
Espero que esta entrada haya servido de reflexión como me sirvió a mí misma, ya que me hizo pensar que no sólo son los niños los que aprenden en el colegio teoría, valores etc, si no que muchas veces son ellos mismos los que con sus acciones nos dan lección a los adultos, y nos hace pensar en que si rompemos las barreras del efecto espectador, en todos los ámbitos de la vida seremos cada vez personas más sociales y empáticas y bajo mi punto de vista, todo iría mucho mejor.
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